La adopción de Cloud Publica en las empresas puede llevar a identificar alguna sorprendente limitación. Yo propongo cinco (y ninguna de ellas es la seguridad).
Hay una clara tendencia en las empresas de todos los tamaños de mover cargas a los distintos servicios IaaS de Cloud Pública que encontramos en el mercado, siendo Amazon AWS, Microsoft Azure y Google Cloud Platform las principales ofertas de carácter global (con un claro liderazgo a día de hoy de AWS).
Cuando una empresa toma esa decisión, normalmente habrá realizado algunos pilotos y pruebas de concepto con la solución y, suponemos y deseamos, realizado algunos números para definir el caso de negocio.
Mi experiencia con este proceso es que hay al menos cinco cosas que sorprenden porque podemos creer que debería estar resuelto o resultar sencillo, cuando nos lanzamos a este viaje. Y no, ninguno de ellos es la seguridad, sempiterno ‘sambenito’ que ha sufrido históricamente y a mi juicio poco fundado (en general es más seguro que muchas alternativas de servicio privado). Estas son cinco cosas con las que previsiblemente chocarás siendo una empresa de un tamaño significativo, no un usuario individual o pequeña organización o grupo de trabajo:
1.- Definir cuotas de consumo o recursos para limitar el uso a un determinado presupuesto
En un entorno privado los recursos están delimitados de forma explícita. Son los que son. Una gran ventaja de la nube pública es que la capacidad es (casi) ilimitada y podemos crecer todo lo que queramos. Pero en una gran empresa, eso es un arma de doble filo y no es raro que en nuestro modelo organizativo queramos poner límites por organizaciones o grupos que, de hecho, mapeen los presupuestos que cada una de esos grupos tengan asignados. Pues bien, eso que parece obvio, no resulta tan sencillo de hacer porque los principales servicios de Cloud Pública no permiten definir cuotas, únicamente alarmas (y en muchos casos no se puede gestionar de forma sencilla por los recursos de cada grupo u organización de nuestra empresa). Esas alarmas no previenen del consumo adicional de recursos, únicamente avisan.
2.- Previsibilidad del coste mensual
Lo sabemos, o lo intuimos cuando nos embarcamos en la Nube; esto es pago por uso en el más estricto sentido del término. En principio, una vez más, es bueno, solo pagamos por lo que usamos. Pero en las empresas, especialmente en los departamentos de gestión económica, la imprevisibilidad de un coste genera muchos nervios. Lo primero que se exige al responsable de un determinado servicio es una cifra de previsión del gasto, muchas veces a largo plazo. Si combinamos este con el punto anterior, vemos que esta previsibilidad es mucho menor de lo que pudiéramos haber considerado al principio y requerirá posiblemente modelos económicos mucho más sesudos y sofisticados de lo que creeríamos en un principio.
3.- Transparencia y facilidad en la imputación de costes
Uno de los principios del modelo Cloud, transparencia de costes. Si, así es. Dado que te facturan por lo que consumes es evidentemente fácil recibir una ‘receta’ con todos los items facturados y el coste que te supone. Y quizá asustarse con la minuta. Pero en una empresa mediana/grande eso no es suficiente, uno tiene que imputar a su vez esos costes entre las distintas organizaciones y centros de coste que la componen. Y ahí la cosa se pone más difícil, con poca ayuda intrínseca de las herramientas del proveedor de servicios pudiendo llegar a ser un verdadero infierno y un significativo coste en esfuerzo y tiempo el mapear esos costes internamente.
Yo recuerdo una gran empresa multinacional española de rancio abolengo que vino, una semana más tarde, a pedirnos que rescatáramos de un almacén de chatarra un servidor que habían retirado y que en realidad era de ‘alguien’ y hasta se usaba. Una organización con ese nivel de control interno, imagina lo que puede sufrir en un modelo como éste.
La prueba de que esto es un problema real es que ha surgido un nicho de mercado de empresas que han generado soluciones normalmente SaaS cuyo propósito fundamental es ayudar a los clientes a controlar y gestionar sus costes de nube pública, integrando de forma más sencilla los distintos interfaces para obtener información y reportarla de forma adecuada para el cliente y su modelo organizativo. Y eso tiene un coste adicional, claro.
4.- Comparación de costes entre Nubes
Una máquina virtual es una máquina virtual. Está inventada, no tiene grandes diferencias y funciona más o menos igual en lo básico la pongamos a correr en una infraestructura virtual basada en vSphere de vmware en nuestro entorno privado o en una instancia de AWS en Ohio o en un nodo de Azure en Irlanda. Además la tipología del servicio (como servicio IaaS) también es muy similar al menos en lo que se refiere a hasta donde llega el proveedor y hasta donde la responsabilidad es tuya.
Todos los servicios de nube pública tienen modelos de preciario públicos y razonablemente transparentes (esto es la Nube…) con lo que una vez comparado peras con peras (esto es, asegurado que a nivel de rendimiento o cualquier otra característica que para nosotros sea relevante las instancias son similares) el tema del precio parece fácil: si la opción A es un 10% más barato, pues el servicio en global para nuestra empresa será un 10% más barato (más o menos). Así de simple.
Nada más lejos de la realidad. Hay múltiples factores que tumban esta aseveración simplista pero detallaré solamente dos:(1) por un lado el modelo de costes es mucho más complejo que el de ‘precio de máquina virtual por hora’. Hay decenas de conceptos facturables (desde las direcciones IP al tráfico de red o a conceptos de monitorización) que no son homogéneos y pueden hacer variar los costes de forma significativa (como un 10 o un 15%); (2) por otra, están los descuentos por uso sostenido, que tienen entre los tres principales players tres modelos radicalmente diferentes (AWS descuenta por la reserva a priori de instancias que además se gestiona por tipo de instancia complicando adicionalmente el modelo, Google usa un modelo de descuento automático para instancias permanentes y Azure lo integra en la gestión de contrato global de licencias que el 90% de las empresas grandes y medianas tiene con Microsoft, el Enterprise Agreement).
5.- La nube pública es la opción más barata
Un servicio masivo como el de AWS, Azure o Google es el que, en principio, tiene todos los ingredientes para sacar el máximo partido de la economía de escala. Esto sumado a la fiera competencia en este mercado lleva al escenario lógico de que el coste de un servicio de Cloud Pública debe ser necesariamente más bajo que otras alternativas (que tendrán sus opciones por otros factores pero difícilmente pueden competir en precio).
Pues… no siempre. Mi propia experiencia y otras que he tenido la oportunidad de escuchar, después de razonablemente sofisticadas comparativas, han llegado a la conclusión de que puede ser más caro. Este punto daría para una enciclopedia y en general cada organización es un mundo y su situación y escenarios son demasiado específicos como para poder aseverar de forma rotunda y generalizada si es más barato o más caro. Mi reflexión y resumen es que (1) cuanto más madura, flexible y avanzada es la gestión y operación de sistemas y la arquitectura de aplicaciones en una empresa, más probabilidades tiene de rentabilizar un servicio de Cloud Pública y (2) modeliza de forma razonable y lo más completa posible tus escenarios y costes de forma que puedas valorar de forma correcta si es una opción ventajosa a nivel de costes para tu empresa. Y si, es algo que resulta lo suficientemente complejo de analizar como para que algunos nos ganemos la vida con ello.